Souvenirs belgas: Chocolates, cervezas y… cerebros

Bélgica es conocida por sus chocolates artesanales y sus cervezas de gran calidad. Pero quizá no sepas que también alberga el que fue el mayor banco de cerebros del mundo, con más de 8.000 cerebros.

Los humanos siempre hemos sentido curiosidad por esa masa gelatinosa que alberga nuestro cráneo y durante siglos ha habido científicos y curiosos que se han hecho con el cerebro de algún desdichado para estudiarlo. Ya en la prehistoria se hacían trepanaciones, lo que muestra la curiosidad de nuestros antepasados en conocer lo que alberga nuestra cabeza. El primer escrito conservado que describe la anatomía del cerebro lo encontramos en el Antiguo Egipto, entorno al 1600aC. Ya ves, la cosa viene de muy atrás… Si tienes curiosidad por conocer la historia del estudio del cerebro, en la revista Investigación y Ciencia tienes este magnífico artículo.

Imagen de Pete Linforth en Pixaba

Pero no os voy a llevar tan atrás en la historia, solo hasta el siglo pasado. Quiero presentaros a John Arthur Nicholas Corsellis, Nick.

Nick nació en Inglaterra, en 1915. No sabemos mucho de sus primeros años, pero sí sabemos que pasó algunos años en la Alemania de entreguerras y, al regresar al Reino Unido, decidió estudiar Medicina. Mientras estaba formándose en la especialidad de Psiquiatría, enfermó de tuberculosis. Por aquel entonces Albert Schatz estaba aun escribiendo el paper con el que presentaría al mundo la estreptomicina (el fármaco que revolucionó el tratamiento de la tuberculosis), así que Nick Corsellis se pasó una década de ingresos en sanatorios, hospitales y largas temporadas de convalecencia, que dieron al traste con sus planes de ejercer la medicina. Y como entonces no había Twitter ni Netflix, Nick se dedicó a leer y a estudiar sobre una especialidad médica en la que no era necesario el contacto con los pacientes: la Patología. Nunca una enfermedad ha contribuido tanto al desarrollo de una especialidad médica: Nick Corsellis hizo contribuciones decisivas en Neuropatología, especialmente en tres áreas: el estudio del origen y evolución de la epilepsia, el diagnóstico y categorización del Alzheimer y otras demencias y, por último, publicó junto a Bruton y Freeman-Browne el primer artículo que probaba la relación entre la práctica del boxeo y lo que entonces se llamó demencia pugilística y hoy conocemos como encefalopatía traumática crónica. Este artículo llamó la atención sobre la frecuencia y la gravedad de los daños cerebrales graves en los cerebros de las personas sometidas a niveles de traumatismo que hasta entonces se consideraban inocuos, y generó un intenso debate sobre las consecuencias médicas y la ética de este deporte. Si habéis visto la película Concussion (2015) interpretada por Will Smith sobre el Dr Omalu quizá pensabais que fue él quien encontró esa relación, pero no es así. Nick Corsellis ya lo había observado 30 años antes.

Professor J. A. N. Corsellis (courtesy of Dr Daniel Lewis-Hodgson, Mindlab International)

El Dr Corsellis comenzó su colección en 1951 en Runwell Hospital, el modesto hospital en Essex donde desarrolló gran parte de su carrera. Al principio con muestras sólo del propio hospital y pronto, con muestras donadas por forenses de todo el país. En la colección Corsellis hay cerebros de pacientes con esquizofrenia, con depresion, con trastorno bipolar, alcoholismo… pero, casi tan importante, hay más de mil cerebros de pacientes sin enfermedad psiquiátrica o neurológica ninguna, lo que los convierte en sujetos de control para los estudios. Cada cerebro está cuidadosamente identificado y cuenta con una ficha médica completa.

La colección siguió creciendo durante toda la vida de Nick Corsellis, que falleció en 1994. A su muerte, su colega, el Dr Clive Bruton, continuó con su legado hasta que murió también en 1997. En los primeros años del siglo XXI la colección Corsellis estuvo a punto de desaparecer: tras el fallecimiento del Dr Bruton la colección fue transferida al West London Mental Health Trust y después al hospital St Bernard’s, en Ealing. Por razones no aclaradas, la colección estuvo a punto de ser destruída en 2016, llegando a hacerse una campaña en redes para salvarla con el hashtag #SaveTheCorsellis . Por suerte, un pequeño hospital psiquiátrico en el norte de Bélgica, en la pequeña ciudad de Duffel, se hizo cargo de la mayor parte de la colección y hoy la muestra orgullosa ante el mundo, conscientes de su valor aún hoy para el estudio de las enfermedades psiquiátricas y neurológicas.

Colecciön de cerebros Corsellis-SINAPS

La colección Corsellis lleva 70 años facilitando muestras a investigadores de todo el mundo, y su contribución a la ciencia sigue siendo incalculable. Y, pese a que es probable que en su inicio algunas de sus muestras fueran obtenidas sin el permiso expreso de los donantes o sus familias, no hay duda de que todos ellos han sido imprescindibles para el avance científico. Que tener cerebro es tremendamente importante, ya se lo decía el Espantapájaros a Dorothy…

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